Si ayudas a un hombre en dificultades sin dudar de sus facultades,
si eres bella sin ser vanidosa,
si eres viva, pero no fastidosa,
muy experimentada sin mostrar edad,
amable y sonriente, pero nunca mordaz,
si sabes mecanografiar, tomar nota, telefonear,
dar a luz a la hora de desayunar...
Entonces mejor que arquitecta, ingeniera o ministra,
a salvo, lejos de las cumbres donde él brilla,
serás secretaria, hija mía.
¿Potiche?
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